Hasta siempre, Tony

Amaba las obras de Augusto Roa Bas­tos y nuestro Supremo Escri­tor le correspondió con una larga amistad. hombre muy cercano a Roa Bastos, contribuyó a enrique­cer nuestro ambiente cultu­ral con su labor noble y huma­nismo. Nunca olvidaré la entrevista que con motivo de la muerte de Roa les hice a él y a Carlos Colombino en Canal 13 en el 2005”, es el tri­buto de Carlos Martini. Gracias por tus enseñanzas, tus retos, tu pluma, tu gentileza y tu pro­fundo amor a Augusto Roa Bastos, a quien adorabas y enseñaste a adorar”. Augusto Roa Bastos estaba en Asun­ción. Roa jamás llegó a la cita. Años después, y con cientos de hojas y recortes de perió­dicos y revistas de aquella época, publiqué en forma de libro las crónicas de entonces: “Augusto Roa Bastos. Tony se encargó del prólogo: “Me vuelve a la memoria el rostro de pánico de Miti, el sobrino compinche de Augusto, el día en que la can­cerbería estronista secues­tró a Roa de la casa de su hermana Manemí y lo llevó a tirarlo al otro lado del río, a Clorinda, siguiendo un pro­cedimiento habitual para ciertos ‘subversivos’ a los que no podían matar impu­nemente o dejarlos pudrirse en la cárcel. Llegué a buscarlo instantes después de que se lo llevaron y solo atiné a inten­tar calmar a Miti que no podía más que balbucear el secuestro y salí volando rumbo al diario. Y tengo grabada la cara de espanto de Sauce, tal vez el espejo de mi cara, al comunicarle la noticia en la redacción de Última Hora, adonde debía haber llegado Roa para un encuentro con periodistas”. Después de las luces prendidas por la breve visita de Roa y por la esperanza de sus próximos retornos al país, quedan sola­mente la oscuridad, el asom­bro, la amenazante tristeza de las sombras”. ...[Leer más]