Un presidente no puede cerrar los ojos a lo que pasa en el país

Aunque las noticias que se publican en los medios no le gusten en absoluto, el presidente de la República, Mario Abdo Benítez, no puede decir que ha decidido no leer nada más que la Biblia. Es una actitud que podría corresponder más a un personaje de ficción, como Alicia, la que decide refugiarse en un “país de maravillas”, pero no a un jefe de Estado, que está obligado a encarar lo que pasa en el territorio que le toca administrar, y dar respuestas a las diversas denuncias, como los presuntos hechos de corrupción de los que se les acusa a algunos miembros de su gabinete y a varios de sus aliados políticos. Esconder la cabeza como un avestruz o inventar realidades alternativas recuerda a los tristemente célebres personeros de la dictadura, como el seudosindicalista Sotero Ledesma, quien aseguraba que el Paraguay de Stroessner era “un país divino”. ...[Leer más]