SI SE QUIERE ..SE PUEDE - El Independiente

hijo, fui a visitar a los padres de Antonio, Rubén y Delia, a quienes había conocido cuando era voluntario cuatro años antes en su pueblo de Planchada en Guairá. Efectivamente, recordé que Delia estaba embarazada cuando terminé mi servicio, y resulta que Antonio nació unos meses después. Rubén y Delia estaban angustiados por saber qué hacer con Antonio, un sentimiento que luego cambiaría drásticamente, pero se rieron cuando les conté sobre mi encuentro con él. Discapacitados y pobres Que Antonio Resquin sea hoy ingeniero de proyectos en Itaipú, director de dos facultades de ingeniería en una importante universidad y candidato a la Asamblea Nacional sugiere una historia principalmente de triunfo mental y físico sobre una discapacidad paralizante. Sin embargo, como cuentan Antonio y sus padres, su historia se trata tanto de la lucha de una familia muy unida para superar la pobreza. Allá nos quedamos un año y medio de tratamiento, porque Antonio también tenía un problema con la dislocación de su cadera.” Y Ruben lo confirma:  Cuando hablé con Delia y Rubén hace 30 años después de conocer a Antonio, no pude evitar imaginarlo algún día dando vueltas en una plataforma marginal  allí durante años), traje una pila de libros infantiles en español destinados a Antonio pero para entonces la familia Resquin se había mudado y les perdí el rastro. Grandes esfuerzos Los primeros años de Antonio en Planchada cayeron en un patrón constante a medida que la familia se las arreglaba un progreso inquebrantable para él y una lucha interminable para que sus padres llegaran a fin de mes. No había nada que hacer, era una bendición.” Por su parte, Antonio recuerda nada menos que una infancia al aire libre. Me dejó ser un niño libre, entonces yo podía conocer más, desempeñarme, y saber cómo mover manejando con mi mano.” Un golpe de suerte llegó cuando Delia fue contratada por la escuela primaria local y se convirtió en maestra de Antonio hasta el cuarto grado. “Era cómo una selección natural, yo necesitaba ser social para desempeñarme en un grupo.” Un compañero de clase de la escuela primaria, Claudio Demattei, recuerda que Antonio era tan popular y tan hábil para impulsarse a sí mismo que incluso jugaba al fútbol con sus amigos durante el recreo y solo le daban una asignación por su discapacidad. A estas alturas, Rubén y Delia sabían muy bien que la partera tenía razón: en efecto, tenían un niño muy especial en sus manos, Antonio, y él merecía más educación. Cuando Antonio ingresó a la escuela secundaria, su infatigable hermano mayor tenía una motocicleta, pero la escuela estaba más lejos, por lo que Antonio tuvo que aguantar 10 kilómetros. Antonio lo recuerda vivamente: “cuando tuve 12 años, en un momento de transición de niño a la adolescencia, llegaron mis primos de visita y salieron a recorrer el centro, yo nunca conocí el centro. Antonio ya se había probado unas piernas ortopédicas –un cura solidario de Villarrica se las regaló para su primera comunión–, pero su problema de cadera hacía difícil calzarlas y le dolían. Antonio pasaría de la pasantía a desarrollar su carrera en Itaipú, en parte gracias al éxito de un proyecto inicial que puso a prueba sus piernas artificiales y su fortaleza. No todos los días alguien sin piernas y con un solo brazo llega a ser una especie de vaquero solar, pero Antonio Resquin se abrochó las botas (literalmente, sobre sus piernas ortopédicas) y abordó lo que iba a ser un desafío formativo. En 2014, Itaipú le pidió a su talentoso joven ingeniero Antonio Resquin que preparara y participara en un proyecto para instalar una planta de energía solar en Boquerón. Yo no quería que después no diga nada que Antonio no puede ir al Chaco porque él no puede caminar.”   Me reúno brevemente con Antonio, que vive al lado de sus padres con su novia desde hace siete años, Fátima. El plan es que me acompañe en el horario diario típico de Antonio, un ritmo tan vertiginoso como caluroso es el día: un día completo de trabajo en Itaipú, supervisión de las clases universitarias que se realizan por la noche y hoy, de alguna manera apretada en una entrevista radial para promocionar su candidatura al Congreso Nacional. También sirve como centro de Paraguay para la investigación energética, gran parte de la cual es llevada a cabo hoy por equipos supervisados ​​por Antonio Resquin. En los años transcurridos desde el proyecto Chaco, Antonio fue ascendido a director de la Fundación Parque Tecnológico, rama de investigación de Itaipú, así como de su Centro de Innovación Tecnológica Asistida. El proyecto actual de Antonio es una línea de investigación muy diferente que aprovecha el embalse de Itaipú creado por la construcción de la represa. Ya sean sillas de ruedas, prótesis o energía solar, explica Antonio, la idea es buscar y desarrollar nuevas tecnologías y luego adaptarlas al contexto del clima y los recursos de Paraguay. Al abordar sus dificultades, Antonio suena casi como si estuviera contando la historia de su propia vida: muchas personas con discapacidad en el campo son invisibles, el estado ni siquiera sabe que existen, y cuando hay oportunidades para ellos, los problemas económicos y de movilidad a menudo hacen les resulta casi imposible aprovecharse de ellos. Ahora es de noche y Antonio necesita asistir a una importante reunión de personal en el segundo piso de la Universidad Internacional Tres Fronteras. Antonio ingresó a la universidad como profesor en 2013 y hace tres años fue nombrado director de la facultad de ingeniería electromecánica. Lo que ahora se lleva Antonio, sin embargo, es el prestigio y el respeto: al ser informado de la situación, el rector de la universidad traslada la reunión a la planta baja. De camino al automóvil después de la reunión, Antonio es detenido por un profesor que necesita discutir un problema con los estudiantes de ingeniería que se retrasaron como resultado del cambio a cursos en línea durante la pandemia de COVID-19. ...[Leer más]