Las estatuas itinerantes de Cristóforo Colombo - ABC Revista - ABC Color

Cristóbal Colón no era Saddam o Trujillo, no se atreven a destruir sus estatuas. Siempre listos para llevar la contraria a España, la Declaración de Independencia de 1776, concluía así, “Nosotros, por lo tanto, Representantes de los Estados Unidos de América, reunidos en Congreso General…” El recuerdo positivo A pesar de la Independencia, que deshizo su logro original, el recuerdo positivo de Colón siguió vigente. Cuando se separó Panamá de Colombia, un puerto importante se llamó Colón, pero no antes de una seria disputa con los patrones yankis, quienes preferían el nombre de Spinwall. La Leyenda Negra, inventada por los débiles ingleses para denigrar a los poderosos españoles, eximió a Colón de la crítica en los EE.UU., y el 12 de octubre hasta finales del siglo XX era conmemorado como “El Día de Colón”, antes de reciclarse como “El Día de la Herencia Hispánica.” Que los anglosajones hicieran propaganda de la “crueldad” española era falaz. Nuevo modo de vida La obra de Colón dejó de ser un simple viaje marino a lo desconocido al convertirse en un modo de vida para metrópolis y colonia. Los autoctonistas lo ven todo negativo explotación, abuso, robo, racismo y para simplificarlo y enfocarlo hacia un solo origen de todo el mal, se apunta a Colón. Y si Colón alguna vez fue símbolo de unión e intercambio de civilizaciones, poco a poco se fue transformando en receptáculo de ira y odio, los dos sentimientos favoritos del populismo. El Gobierno argentino quiere dar primacía a una patriota femenina y ordena ubicarla en el pedestal que correspondía a Colón, con vista a la Casa Rosada. La estatua de Colón había sido obra del destacado escultor florentino Arnaldo Zocchi y era en si una valiosa obra de arte, con alegorías de la vida de Colón. Nada de ese célebre pasado fue óbice para que el Colón de bronce fuese expulsado de su pedestal, material y espiritual. Juana Azurduy adornaba ahora la Plaza Colón, a la que no le cambiaron el nombre porque la Municipalidad estaba a cargo de opositores a los peronistas, que no aplaudieron la movida. De consuelo le quedó que Colón no retornó a su sitial original, pues fue ubicado en la Costanera Norte, cerca del Aeroparque con vista al mar, lugar más decoroso para un almirante. No fue coincidencia que el país con mayor cantidad de armas de guerra en manos de civiles fuera testigo de agresivos derribos y decapitaciones de estatuas de Colón, en ciudades tan disímiles como Boston, Minneapolis y Richmond. Para muchos norteamericanos, Colón no solamente viajó a los Estados Unidos, sino que hasta llegó a vivir ahí. ...[Leer más]