La observación participante - Segunda parte - El Trueno

La observación participante – Segunda parte Derian Passaglia presenta la segunda parte de su ensayo sobre Philippe Bourgois: «La observación participante encuentra sus límites en el punto justo en el que el método se vuelve una virtud». Al observador participante, como a un narrador de otra época, le interesan los valores, los sentimientos, las intuiciones, el vocabulario, los gestos, la sintaxis, los recuerdos, los silencios, las nostalgias, las frustraciones e ilusiones de sus personajes. El observador participante observa desde los ojos de sus personajes, ingresa en el alma humana de otra cultura y otra forma de vida. Así como el observador participante tiene los poderes para fundirse con su objeto, también tiene la capacidad de distanciarse de acuerdo a reglas morales internas de sus propias creencias. Esto al observador participante lo toca especialmente de cerca, “[nota mi ceño fruncido]” escribe en sus notas de campo mientras sus criaturas, ahora perversas, se ríen de las discapacidades. La observación participante encuentra sus límites en el punto justo en el que el método se vuelve una virtud. Los miedos del observador participante son concretos y nacen de hechos verificables cuantitativamente. Al observador participante también le pasan cosas. Pero enseguida la observación participante saca de la galera el poder de la identificación, que le permite convertirse en aquello que mira. Primo dejó de consumir droga y encontró un trabajo temporal de verano como encargado suplente en un condominio de lujo en el Upper East Side. ¿Las vidas de estas personas se hubieran modificado sin la presencia del observador participante en sus destinos? ...[Leer más]