La Nación / Con el infierno en la cabeza (parte II)

Óscar Lovera Vera, periodistaEn el año 2011 una madre que cayó en una profunda depresión asesinó a sus dos pequeñas hijas con una saña particular que desmembraría el silencio en Luque. -Así es, señor agente, no mentiría con algo así –contestó Adolfina y tomó asiento en la portería, sabiendo bien que lo que vendría sería su detención preventiva.Florida esquina Los Pinos, dijo Adolfina. Esta confesión llevó a la abuela a pedir la tutela ante la Consejería Municipal por los Derechos de los Niños y Adolescentes (Codeni).En cambio, las dos veces que solicitó la custodia –respaldándose en los problemas de conducta– el pedido fue rechazado y nunca pudo aislar a las niñas de lo que entendía era premonitorio de que algo peor podría pasarles.UN EPISODIO TRAS OTROLos estudios toxicológicos y siquiátricos confirmaron lo evidente, el trastorno estaba presente en su vida y Adolfina recibiría una condena diferente y breve. Logró un tratamiento médico ambulatorio, varios medicamentos para controlar su afección y le permitieron volver a su casa.Pese a sus esfuerzos y el de sus parientes por controlar el irascible impulso con costosos medicamentos, ella no pudo evitar el demonio que decía impulsarla.LUNES 6 DE ENERO, 2016Esta fue la fecha en que Adolfina regresó al encierro luego de herir a una vecina: Demesia Ramírez, una mujer de 68 años. En esa ocasión la fiscal Sandra Ledesma la procesó por lesión grave y pidió su prisión en el sitio donde ella conocía bien que la contención era diferente, aún más violenta.DOS EN EL SILENCIORememorando el episodio con sus hijas, con pocas palabras Adolfina se manifestó ante los medios respecto a lo que sucedió.La mujer, que parecía estar fuera de sí, intentó justificar el hecho hablando de los constantes desacuerdos que tenía con el padre de sus hijas pese al distanciamiento que llevaban.En algún momento de su oscuro comportamiento, Adolfina profundizó su teoría sobre su acción criminal. ...[Leer más]