HOY / Pasajero de medianoche (parte I)

Nacionales 21 de junio de 2020 Pasajero de medianoche (parte I) Dos estudiantes universitarios acostumbraban viajar juntos en auto todos los días, hasta que en uno de ellos la muerte estuvo como pasajera. Mientras se entretenía con el espectáculo de ira e impaciencia, Verónica aguardaba a Héctor, su novio. El ruido del motor se amancebó, era Héctor estacionando a lado suyo y esperando a que Verónica suba. NO ERA UNA BUENA SEÑAL Horas antes, Héctor conducía su automóvil concentrado en su carril. Verónica se debatía entre el sueño y mantenerse alerta, ya que escuchó a Héctor hablar consigo mismo. “El auto de atrás nos viene siguiendo…”, contestó Héctor, con cierta preocupación. En una curva, en la última de aquellas calles de ropaje de escondrijos, el coche que los intimidaba se adelantó con violencia y en una frenada con brusquedad, Héctor evitó chocarlos. Verónica y Héctor se tomaron de la mano, muy fuerte. Héctor le ponía la otra mano para acariciarla e intentar que se calmara. Los habían raptado, tomaron el mando del automóvil de Héctor y comenzaron a conducir con rapidez a un rumbo desconocido. “¡Dame todo el dinero que tenés, dale, rápido, o acá mismo les mato!”, la brutalidad en sus palabras apabulló a Héctor y respondió al instante “no tengo dinero conmigo, nada. Héctor intentaba sacar la tensión de los delincuentes, que en todo momento gritaban a Verónica. El conductor detuvo la marcha del coche y –nuevamente– obligó a Héctor a que bajara. Héctor no alcanzó a comprender qué hizo o dijo mal. Héctor abrió la puerta y tras soltar el picaporte intentó levantar sus manos en señal de rendición, en su nuevo intento de obtener calma. El humo terminó de disiparse cuando Héctor –por instinto– se hizo a un lado esquivando el trayecto del proyectil. Héctor recuperó la conciencia y reaccionó al momento, lo primero que hizo fue mirar el camino que hizo la bala y comprobó el destino del cónico plomo con latón. Héctor olvidó que lo seguían apuntando con un arma y se metió al auto de nuevo. “¡Vero, amor, despertate!, ¿estás bien?”, Héctor no lograba distinguir si la herida fue de refilón o la hirió de lleno. Muy a lo lejos, a sus espaldas –y mientras intentaba reanimarla– Héctor escuchó cómo los asesinos escapaban murmurando lo que había ocurrido. ...[Leer más]