El pindo karai se realiza de a uno, a distancia y con tapabocas

Es el inicio oficial de la Semana Santa y el epicentro del culto religioso católico en el Paraguay, la Basílica Menor de Nuestra Señora de los Milagros de Caacupé, se encuentra con las puertas cerradas, envuelta en un aire de desolación y silencio. Desde allí, guardando la distancia con los fieles, Alfredo bendice rosarios, reliquias, imágenes de la Virgen, llaves de autos o de hogares, y desde hace una semana empezó a bendecir las palmas trenzadas de pindo que los fieles le iban trayendo anticipadamente. Osvaldo Ovelar, obrero de limpieza urbana y jornalero de la Municipalidad de Caacupé, es uno de los que portan su pindo karai bendecido, ataviado con su tapabocas, frente a la Basílica casi desierta. Entonces hemos pedido que acerquen de a uno sus ramos de pindo a la Casa Parroquial el día sábado, para que los podamos bendecir todos juntos, sin aglomeración y luego los podrán retirar, ya bendecidos, de a uno”, explica. Es una de las humildes mujeres que solían vender velas de color azul a los miles de fieles que acudían hasta el Santuario de la Virgen de Caacupé, hasta que un día la gente dejó de venir, la plaza se cerró y le advirtieron que ella ya no podía trabajar allí, que mejor se fuera a su casa porque andar entre la gente era muy peligroso. Me defendía muy bien vendiendo velas de la Virgen a la gente desde hace 24 años, aquí nunca me molestaron, pero ahora eso se acabó, lastimosamente. ...[Leer más]