¿Para qué estamos en el mundo? - Opinión - ABC Color

Nuestra existencia personal, la tuya y la mía, son fruto del amor de Dios, que como Padre “nos ha creado a su imagen y semejanza” (Gén 1,26), es decir, hijos suyos fraguados en lo que es Dios: Amor y Espíritu. sin excluirlos, Francisco abre nuestra existencia a los horizontes ilimitados del amor: amar la naturaleza y el planeta, la Casa Común, amar el universo, amar lo cotidiano, el pan y el vino, el trabajo y el descanso, la soledad y el bullicio, la sonrisa de los niños y el silencio de los ancianos… todo, vivido intensamente, en sintonía armónica con todos y gozado “con Dios”. Tienes a tu disposición quien te quiere ayudar ofreciéndote su amor sin condiciones, Jesús, que te ama “hasta el extremo”, para que goces su amor y aprendas a amar. Contribuye con tu historia de amor a la revolución de un nuevo mundo inmerso en la civilización del amor. ...[Leer más]