Los gatos adoran su espacio, pero al mismo tiempo son cariñosos y necesitan mimos. Es por ello que pueden ser especialmente sensibles a los cambios, por ejemplo, cuando llega un bebé a la familia.
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Que un gato pida caricias no es algo fuera de lo común. Pero cuando el felino se pega literalmente a su dueño, sin que este pueda dar un paso, algo ocurre. Al gato le falta entretenimiento, algo que atraiga su atención. ¿Qué se puede hacer entonces?
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A muchos gatos les encanta arrullar a su dueño y que este los arrulle. Se acercan, se restriegan con sus piernas y se tumban sobre ellos. Para el animal no se trata solo de cercanía corporal, según una experta en gatos.
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