La revolución de los estúpidos: La canción estrógena del flautista de Youtube - Cultural - ABC Color

A donde vamos, no necesitamos fuentes Y así llegó, como llega la noche, la revolución de los estúpidos. Un revolucionario cree que si cambia la estructura, cambia el discurso. Javier Milei condensa en su discurso el espíritu del tiempo posmoderno: la incoherencia, las falacias, el abandono del rigor histórico, todos elementos innecesarios ante la evidencia de la hipótesis berrinche. No hace falta tener razón ni fuentes, a donde vamos no necesitamos fuentes, necesitamos, al parecer, garganta. Repetir conmigo, a donde vamos no necesitamos fuentes, rigor histórico ni coherencia. La libertad de la libre economía de libre mercado pinochetista, que homologaba la libertad de las ratas de pasearse libremente por los resquicios vaginales de disidentes políticos del régimen económico liberal. La reducción de la política al berrinche amarillista y a la lógica de la lucha libre, metáfora precisa, ya que la lucha libre comparte con el concepto de libertad de Milei atributos similares: la lucha libre ni es libre (es guionada), ni es lucha (no se pegan de verdad). A partir de esta premisa es desde donde se puede articular una propuesta sólida para cerrar el círculo de la hipótesis berrinche: a donde vamos, no necesitamos fuentes, ya que no le hablamos a la razón. A donde vamos, necesitamos hablarle al soporte fantasmático. El soporte fantasmático es aquella estructura (esqueleto) sobre la que se apoya un discurso (cuerpo), cualquiera fuera, que orienta la intención del mensaje a la búsqueda de algún goce. Va tomando forma así el cierre de la hipótesis berrinche: a donde vamos, no necesitamos fuentes, ya que la razón capitaliza menos que la virilidad. A donde vamos, necesitamos hacer eco en el soporte fantasmático propio de la cultura patriarcal: la búsqueda desesperada por reducir la angustia de la pérdida de masculinidad propia de la interpelación antipatriarcal, terremoto generado por las categorías feministas en auge. A donde vamos no necesitamos fuentes, necesitamos hacer eco en el soporte fantasmático a partir de un discurso cargado de virilidad. ...[Leer más]