Una cárcel cuidada por delincuentes

Lidia Meza tuvo que ser asesinada a puñaladas para que el Gobierno decida expulsar a Pinheiro del país –un recurso que aparentemente está disponible desde hace tiempo, pero no se usaba para los criminales realmente importantes– y recortar privilegios a los demás presos de la Agrupación Especializada. Aquella vez los narcotraficantes Eder Pedro Ferrato y Nilton César Antúnez, más el secuestrador Agustín Báez, tuvieron que atacar a policías con cuchillos, salir con armas de fuego al patio, trepar una muralla y correr por sus vidas para ganar la calle. A medida que la vergüenza de los policías desaparece, las fugas en la Agrupación Especializada pierden teatralidad. ...[Leer más]