Sonreír con palabras

Sin embargo, el ejercicio nos puede servir, al menos, para reflexionar sobre la manera en que hablamos, en que nos dirigimos a los demás, y cuál es la actitud que necesitamos para enfrentar con más optimismo y entusiasmo la jornada. Esto que parece una tontería, o solo pura diversión, implica, sin embargo, que alguien (los compañeros o el equipo de Talento Humano) se puso a pensar en qué de positivo había en cada persona y cuánto valoraban sus compañeros aquello. Una práctica como la de esa empresa puede enriquecerse premiando actitudes que se relacionan más con el desempeño laboral, por ejemplo: premio al más práctico, al que aporta ideas innovadoras, el que acepta desafíos con entusiasmo, al que sabe escuchar, al que está mejor informado, etcétera. Son personas muy queridas, con las que todos quieren relacionarse: son ese médico que al abrir la puerta de su consultorio te saludan de tal manera que ya te hacen sentir mejor, esa persona de atención al cliente que todos buscan, ese profesor que te hace sentir más inteligente o esa jefa de departamento de la empresa en cuyo equipo te encantaría trabajar. Por ejemplo: la alternativa para «¿No hiciste lo que te pedí?» puede ser «Cuando puedas, traeme eso que te pedí»; En el caso de las instrucciones, las opciones pueden ser el orden de las tareas o que tenga que elegir entre una indicación y una propuesta suya, por ejemplo: “Por favor, hacé primero A y después B, ¿o te parece mejor empezar por B, tenés otra idea? ...[Leer más]