Perdió a su esposo por el COVID-19... luego la funeraria perdió el cadáver

Nathaniel Hallman murió el 17 de abril, cuando la ciudad de Nueva York no daba abasto para enterrar a sus muertos. nunca antes la ciudad de Nueva York había acumulado por una enfermedad, como fue el caso hacia el día 30, 12.287 muertes confirmadas por SARS-CoV-2 más otras 5.302 probables. Una de las personas que yacía almacenada en esos camiones de mudanzas, Nathaniel Hallman, había muerto el 17 de abril, a los 72 años. A la noche, cuando vio el teléfono de Bernabé Apóstol en el identificador de llamadas, Mitzi comenzó a llorar antes de que le dieran la noticia: no había otra razón para que se comunicaran del hospital a esa hora que avisarle que Nathaniel había muerto. Dukes, ahijada de los Hallman, quiso relevar a Mitzi de la tarea devastadora de enterrar a su ser querido, sobre todo cuando una epidemia había hecho que los sepelios fueran una misión imposible. El 21 de abril, dos días antes del momento en que suponía que su padrino sería enviado a una fosa común, desesperada, llamó a un viejo amigo de los Hallman, el reverendo Marshall Morton, quien oficiaba como pastor en Norwalk, Connecticut. Una hora y media más tarde, Morton estaba en casa de Hallman con Robinson en el altavoz de su teléfono. Morton y Dukes, en cambio, declararon que el encargado de servicios fúnebres de una firma en Neptune City, Nueva Jersey, les dijo que buscaran un colega en el Bronx que se encargara de facilitar el transporte desde Bernabé Apóstol a Neptune. Tras aclarar que Robinson lo había indicado, Morton y Dukes consiguieron que tomaran la bolsa naranja y la llevaran a un camión refrigerado instalado sobre Utica Avenue. El 29 de abril, cuando se suponía que era la incineración, según los documentos con que se había retirado a Hallman del hospital, la ahijada llamó al crematorio. David Penepent, director del programa de administración de servicios fúnebres de la Universidad Estatal de Nueva York (SUNY) se ofreció como voluntario: “En 28 años de trabajo nunca había visto algo así. Alguno de todos esos esfuerzos la llevó hasta la Oficina del Forense de la ciudad de Nueva York, donde había 61 cuerpos recuperados de 2037A Utica Avenue. El pastor Morton, que la había acompañado, insistió hasta que el director fúnebre atendió el teléfono: estaba en el crematorio, dijo, recogiendo las cenizas de Hallman. (Marie Le Ble/ZUMA Wire/Shutterstock)] Hallman fue incinerado el 26 de mayo, casi cinco semanas después de su muerte, luego de que la funeraria lo dejara sin registro, perdido, en camiones de mudanza con otros restos humanos. Y, sí, había sido uno de los que habían quedado apilados en un camión sin refrigeración. La demanda contra Robinson —quien a su vez denunciará a la ahijada y a Morton, y a WSJ por publicar su nombre, dijo— y Cleckley, en los tribunales estatales de Nueva York, aspira a ser elevada a juicio por jurados en el Bronx. ...[Leer más]