PCC: El crecimiento del terror en Paraguay

“La opción es armar cár­celes especiales y exclu­sivas para el PCC; De hecho, esta propuesta será presentada mañana lunes a la Corte Suprema de Justi­cia (CSJ) en una reunión que el Poder Ejecutivo tiene pac­tada con los miembros de la máxima instancia judicial para hablar sobre el PCC o los grupos criminales que operan en nuestro país. Bruno Paes Manso, perio­dista brasileño e investiga­dor del Centro de Estudios de la Violencia por la Universi­dad de San Pablo, Brasil, dice a La Nación que los asesinatos que se tuvieron en San Pedro son un mensaje del PCC. El ascenso del PCC en el mundo crimi­nal de Brasil (2018)”, en el que habla justamente del ascenso del PCC en el mundo criminal brasileño. A pesar de las grandes distan­cias entre ciudades y estados, el PCC tiene una ascendencia importante en las cárceles. “Cuando el PCC empezó, allá por 1993, en San Pablo había unas 30 penitencia­rías. Esto le for­taleció muy grande al PCC en todas las cárceles de San Pablo”, dice Paes Manso. Estas políticas empezaron a fortalecer al PCC porque este grupo nació en la cár­cel y ahí recluta a soldados. Al problema del hacina­miento se le suma la presencia de grupos delictivos dentro de las cárce­les que entienden que pueden llevar el nego­cio por cuenta propia, sin necesidad de formar parte del PCC. El problema con el clan y el PCC es que ambos quieren mantener la distri­bución que se tiene dentro de las penitenciarías. Según Paes Manso, a los siete años de haberse formado, el PCC ya tenía una fuerza considerable. Para el 2001, el grupo se enfrentó a otras agrupaciones criminales que en ese entonces también que­rían tomar el control, pero el PCC resistió. “Lo que estamos haciendo es formar más soldados para el PCC con nuestras cárceles superpobladas”, dice por su parte la doctora Cecilia Pérez, ex viceminis­tra de Política Criminal del Gobierno Nacional hasta agosto del 2018. “El hacinamiento definiti­vamente es un caldo de cul­tivo para el PCC y también para el EPP (Ejército del Pue­blo Paraguayo) porque estos son grupos de crimen organi­zado que aprovechan la situa­ción de hacinamiento, de las malas condiciones, entonces logran reclutar a más solda­dos. “El teléfono celular empezó a tornarse popular dentro de las cárce­les, entonces el PCC empezó a tener contacto entre ellos en las cárceles y a empezar a mover contactos de afuera. Según Paes Manso, Rafaat fue un hombre que bloqueaba los negocios del PCC del lado del Amambay. Antes de que el PCC pen­sara en Paraguay, otro grupo tenía el territorio a su dispo­sición. La disputa entre el Comando Vermelho y el PCC se volvió inevitable cuando el grupo nacido en las cárceles llegó a Paraguay. Con Jarvis cayó preso Car­los Antonio Caballero, alias Capilo, también jefe de la organización del PCC en Paraguay. Nueve meses después, en julio del 2010, en una tranquila zona conocida como Cerro 21 de Pedro Juan Caballero, Amambay, las fuerzas de la Senad volvieron a sorpren­der a otro jefe narco del PCC. Desde el Ministerio de Justi­cia calculan que son 400 los miembros activos del PCC distribuidos en las 18 cárce­les de Paraguay. ...[Leer más]