Paulo Freire, educación para el cambio - Cultural - ABC Color

Hasta su exilio –debido a sus actividades pedagógicas, que fueron consideradas subversivas tras el golpe militar apoyado por Estados Unidos que en 1964 derrocó el gobierno de Goulart en Brasil–, Freire fue profesor de Historia y de Filosofía de la Educación en la Universidad de Recife, pero el comienzo de sus trabajos en el Nordeste, entre analfabetos, se remonta a 1947. En 1975 Freire recibe una invitación oficial del gobierno de Guinea-Bissau para colaborar en la alfabetización de adultos. Freire planteó que era imposible diseñar desde Ginebra un plan de alfabetización para Guinea-Bissau: «tenía que nacer allí, pensado por los educadores nacionales en función de la práctica social que se da en el país». Para Freire, su misión no era enseñar a los educadores y educandos de Guinea-Bissau, sino aprender con ellos. Esta experiencia confirmó a Freire que hay una primera lectura, la del mundo: «La lectura del mundo precede a la lectura de la palabra, de ahí que la posterior lectura de ésta no pueda prescindir de la continuidad de la lectura de aquél. Los métodos de alfabetización que rechazaba Freire respondían a una política educativa que se aplica en la primaria, la secundaria e incluso la universidad. Frente a esto, Freire plantea una educación que se sostiene a sí misma con el diálogo. En La educación como práctica de la libertad Freire –de formación cristiana– aún no tenía una posición marxista, como sí la tiene en la Pedagogía del oprimido. Lo que Freire propone es que nadie es más culto que los demás, que muchas veces el oprimido no sabe que sabe y tiene que reconocer su saber a través de una pedagogía liberadora, no «bancaria». ...[Leer más]