Julio Cortázar y la libertad artística

Según Pablo Neruda, tenías que leer a Cortázar o, de lo contrario, estarías condenado. Treinta y cinco años después de su muerte, Cortázar es conocido como uno de los fundadores del boom latinoamericano. Cortázar calificó como maestro a la edad de 18 años y pasó los siguientes 10 años dando clases en escuelas en los alrededores de Buenos Aires antes de ocupar el cargo de profesor universitario en Mendoza en 1944. A lo largo de los 35 años siguientes, Cortázar publicaría aproximadamente otras diez colecciones de cuentos, recopilados en volúmenes como Final del juego (1956) y Las armas secretas (1959). Cortázar publicó cuatro novelas durante su vida: Los premios (1960), Rayuela, (1963), 62 Modelo para armar, (1968), y Libro de Manuel (1973). En 1962, Cortázar estaba completamente imbuido de las preocupaciones del surrealismo, y esto es claramente evidente a partir del material incluido en esta colección, desde su invención de nuevas criaturas hasta poblar su mundo (los cronopios, las famas y las esperanzas son seres mitológicos que Cortázar desarrolla con rasgos psicológicos y de identidad específicos). En ese momento, el surrealismo había existido durante la mayor parte de los últimos 50 años, y Cortázar había avanzado mucho más allá del enamoramiento inicial del movimiento con los sueños y el erotismo en la materia central del pensamiento lógico. Cortázar fue acreditado retrospectivamente con el inicio del boom latinoamericano en el 62 con Rayuela, y se mantuvo hasta el final de su vida como una figura central del círculo literario que generó, proporcionando un puente entre la generación más joven y los viejos maestros. Para esta etapa, Cortázar, quien había permanecido curiosamente alejado de la política durante gran parte de su vida, ya se había puesto del lado de la Revolución Cubana. ...[Leer más]