HOY / El parador del kilómetro 45 (PARTE II)

Nacionales 26 de abril de 2020 El parador del kilómetro 45 (PARTE II) Máximo asesinó prácticamente a toda su familia en julio del 2009. Era eso y el reloj, si el desayuno no estaba a tiempo prefería ir a la casa a descansar. El agente pudo notar en sus ojos la muerte, lo perturbada que estaba y solo esperaba que su respi­ración se normalice y la per­mita hablar. Ella le explicó a Cristóbal lo que ocurrió, mientras espera­ban que Mirtha recupere el aliento. si aún estaba en la casa, no quería que lo sorprendie­ran con un golpe. Al meterse a la casa inspec­cionó la primera habitación rápidamente con la vista, luego fue al que estaba al lado, detrás suyo estaba la sala comedor, muy oscura. Fue hasta ahí y, de hecho, el lugar estaba intacto. Se iluminó de pálido amarillo, el foco alumbró directo al centro de la habitación donde estaba y permitió a Cristóbal identi­ficar lo que había en el sitio. Ahí estaba él, el asesino. EL ÚLTIMO VASO Máximo nunca se levantó de la mesa, estuvo todo el tiempo ahí. No respetó como hacía tiempo las indicaciones del médico y volvió a consumir antidepresivos con abun­dante alcohol. Cristóbal se acomodó aún estando parado, le inco­modaba sostener el arma tanto tiempo y en la cabeza aún maquinaba que haría en caso que ese hombre estu­viera armado e intentara reaccionar. Cuando volvió a tocar el gatillo de su arma, Máximo habló y se detuvo a decir algo, Cristóbal lo miró con ojos inquisitivos. Apenas recibió el informe de Cristóbal, el fiscal ordenó al comisario que espose a Máximo y lo saquen de aquel sitio. Intentaban frenar a los vecinos porque querían matar a golpes a Máximo. En aquel momento, Máximo estaba asignado a un pabellón en la cár­cel de varones en el barrio Tacumbú de la capital. Aquel día del cri­men, Máximo estuvo muy callado en las primeras horas de su detención y luego pidió para fumar. Más tarde, un informe policial fue escrito y consignó estos detalles: El desentendimiento con su mujer fue lo que pro­vocó su furia asesina, fue lo que alegó Máximo Ramón Gómez. “Mi mamá estaba can­sada de la situación que vivía con Máximo. Máximo bebía mucho y mez­claba con pastilla para con­trolar la depresión y ansie­dad. Dos años y tres meses después del asesinato, Máximo Ramón Gómez Caballero se enfrentó a los tribuna­les. Los exámenes médicos y conclu­yeron que Máximo se ubi­caba en tiempo y espacio, era apto. La unanimidad de los jueces Blas Ramón Cabriza, Blanca Gorostiaga y Víctor Alfieri desestima­ron el pedido de la defensa de declarar irreprochable al acusado y lo condenaron a 29 años de prisión. El 7 de enero del 2015, la Sala Penal de la Corte Suprema, integrada por los jueces Blas Ramón Cabriza, Blanca Gorostiaga y Víc­tor Alfieri, ratificó la pena de 29 años de prisión para Máximo Ramón. ...[Leer más]