HOY / A tres calles de mi casa

Nacionales 03 de mayo de 2020 A tres calles de mi casa Sintió que si corría, el tiempo para llegar a su casa se acortaría y la distancia también disminuiría. César era seguido por la muerte y aún no lo sabía. Fue un trece de diciembre del 2009 cuando César Julián Gauto, un chico de quince años, cumplía con una visita más a su novia. Seis calles separaban a César de la casa de su novia, Romina, una señorita de su misma edad. En los bolsillos de la ropa que vestía no encontraron documentos, pero su rostro era inconfundible para sus padres, era César y había muerto desangrado. CABOS SUELTOS Tres días habían transcurrido de la muerte de César Julián Gauto cuando una pista llevó a los investigadores hasta una casa de reparación de celulares; Como algo habitual en casos de robo, la policía utilizó la primera pista disponible que pudiera rastrearse: el teléfono de César. Un policía experimentado en casos como este recibió la orden de encargarse de todo el seguimiento en el menor tiempo posible. El policía Antonio Gamarra llevaba sus años como jefe del Departamento Central. Gamarra tenía un tupido bigote que ocultaba muchas expresiones, su mirada era intimidante y nunca uno podía decodificar qué pensaba. El mensaje fue claro para las dos personas que estaban en el comercio, los detuvieron con el teléfono de César. Sobre Gamarra existían muchas anécdotas, algunas le favorecían y otras lo pintaban como un policía… un policía temible. Ramón Lugo tenía 23 años y su acompañante era Lucas, en ese momento tenía 17 años. La policía tenía muy claro lo que ocurrió; La primera semana del mes de enero del 2010, el jefe Gamarra detuvo a otro adolescente de 17 años, Milciades. A cada pausa que hacía el chico, el policía agregaba su tormentoso “mmm”. Algo le llamó la atención a Gamarra, justamente en ese tic nervioso que tenía Milciades, el movimiento de la pierna lo hacía poniendo de puntas su pie, pero no era eso. Milciades traía puesto el calzado que robaron a César, al que mataron para quedarse con él. A Milciades le tocó el calzado, Édgar Rodrigo Brítez tomó el teléfono celular y la joya de oro fue para Víctor Damián Velozo Díaz. Hasta el día de hoy la familia continúa preguntándose por qué mataron a César. Ese lugar es donde vive Romina, la novia de César. El mismo barrio visitado por César con frecuencia. Pero César no pertenecía a ninguna pandilla, no podía ser una pelea por territorio. Sin embargo, el joven de entonces 19 años nunca pudo ser capturado. Por muchos años, la querella impulsada por la familia de César Julián intentó seguirle el rastro, pero sigue siendo estéril. En el mismo mes del mismo año fue detenido Víctor Damián, quien sí fue procesado y condenado por el crimen. LAS CONDENAS Dos años más tarde, finalmente se celebró un juicio en dos partes, en el que se logró la condena de dos de los tres acusados por el asesinato a sangre fría de César Julián Gauto. ...[Leer más]