El spermólogo, la tolerancia y la risa

Saulo les dijo a sus oyentes que venía a presentarles, precisamente, ese Dios: Único, el que había creado todo lo que podía conocerse. Siglos después, negar la anástasis, que es la palabra que usó Saulo en Atenas y en Corinto (en donde fue más allá, afirmando que sin la resurrección la creencia en Jesús es “vacía”), paradójicamente, podía significar la muerte del negador a manos de fanáticos cristianos formados en las ideas de Saulo. La misma que proscribió, después y en algunos casos para siempre, casi la totalidad de los manuscritos los epicúreos que escucharon a Saulo aquel día en la Atenas del año 50. Por algo, Umberto Eco ubicó los hechos de su novela El nombre de la rosa en una abadía benedictino del siglo XIII, centrando la trama en torno a la desaparición del segundo libro de la Retórica de Aristóteles, el que versa sobre la comedia, sobre la risa. ...[Leer más]