El sendero del bosque - El Trueno

De ese paseo no retengo la cara del perro flaco, ni el color del cielo o la forma de las plantas. <<Al perro flaco que nos seguía lo rodearon otros dos perros enormes de la casa en la que el chileno parecía trabajar. El perro flaco no tenía ninguna chance contra los otros dos, bien alimentados, perros guardianes seguros de sí mismos. El perro flaco agarró el lado izquierdo, pero Adri dijo que había que seguir el derecho. El perro flaco se había dado vuelta, parado en medio del camino izquierdo, y con la mirada nos pedía que lo siguiéramos. Al volverme hacia adelante encontré al perro flaco al lado mío, moviéndome la cola. El perro flaco iba adelante, seguro de sí mismo, integrado al paisaje. <<Olisqueando la tierra, el perro flaco se daba vuelta para ver si lo seguíamos. Apenas doblamos, otra vez, el perro flaco se había sentado en sus patas traseras y nos miraba con la lengua afuera: flaco, triste, orgulloso. El perro flaco tenía razón. <<Elegante, el perro flaco pegó la vuelta sin mirarnos. El perro flaco se adelantó unos metros cuando vio un grupo de gente corriendo en un muelle destartalado. <<El perro flaco le movía la cola a la gente, pidiendo comida. Entre las hojas apareció la cabeza del perro flaco. El perro flaco nos siguió hasta que encontró una parejita tirada en un asiento construido con troncos de árboles. Le tocaron la cabeza y el perro flaco movió la cola. El perro flaco apareció de nuevo y me miraba moviendo la cola. El perro flaco, ignorado, se cansó y se fue. ...[Leer más]