El fiscal general no puede justificar el origen de sus bienes - Edicion Impresa - ABC Color

La crisis institucional que provoca el fiscal general del Estado, Javier Díaz Verón, al verse envuelto en hechos sospechados de constituir enriquecimiento ilícito por corrupción, afecta gravemente a la estabilidad política de la República. Nuestro país se halla así ante un caso realmente vergonzoso: tiene un fiscal general del Estado “mau” que, además de mentiroso, está sospechado de corrupción y tráfico de influencias. La crisis institucional que provoca el fiscal general del Estado, Javier Díaz Verón, al verse envuelto en hechos sospechados de constituir enriquecimiento ilícito por corrupción, afecta gravemente a la estabilidad política de la República. En este caso, tomada en cuenta la denuncia de que la esposa de Díaz Verón era accionista de una empresa –“Salty River SA”–, que recientemente instaló una planta industrial en Limpio, el fiscal general negó rotundamente la versión, pero una investigación posterior de la fiscal Yolanda Portillo comprobó fehacientemente el aserto, con lo cual el embuste quedó al descubierto. El punto central en todo este sucio entramado es que el fiscal general del Estado Díaz Verón mintió, lo cual, teniendo en cuenta su jerarquía, ya debió ser suficiente motivo de destitución, como hubiese sucedido, sin duda alguna, en cualquier país cuyo Gobierno se preocupe de respetar la legalidad, la institucionalidad y su buena imagen pública. De manera que nuestro país se halla ante un caso realmente vergonzoso: tiene un fiscal general del Estado “mau” que, además de mentiroso, está sospechado de corrupción y de tráfico de influencias. En este caso se ha montado una comedia para, supuestamente, “investigar” al fiscal general, presidida por el fiscal de Delitos Económicos y Anticorrupción Federico Espinoza, ¡su propio primo hermano! ...[Leer más]